Puedes imaginarte cómo fue si te digo que abrí el negocio en plena crisis económica en 2012 y sin ningún tipo de ayuda. Al final mi ilusión siempre ha sido tener mi propio negocio y dar servicio a las personas del pueblo. Después de ocho años se puede decir que lo he conseguido.
Es un comercio creado desde la ilusión, donde ofrecemos todo tipo de servicios relacionados con la estética. Desde corporales, faciales, solárium…
Es el comercio de tú a tú, donde conoces a la persona y sus necesidades. Al ser un pueblo pequeño le coges cariño a todos los clientes y no existe esa frialdad de las grandes superficies. Cuando una persona entra a Carpe Diem tiene, por ejemplo, nombre y apellidos.